Seguramente la tarde de aquel 16 de Julio de 1894 fuese tan
calurosa o más que la de hoy en aquel recóndito paraje a ocho kilómetros de la
Puerta del Sol. Los asistentes estaban preparados, un grupo de personas que
habían creído y confiado en el proyecto de Soria, locos les llamarían muchos,
incluso se llegó a pensar en estafadores, porque nadie daba duros a cuatro
pesetas. Lo que no sabían, era que aquel hombre les estaba embarcando en su
sueño, en su teoría, en algo que finalmente fraguó, germinó y dio sus frutos,
pero que como tantas veces en esta vida se vio truncado, por lo más terrible,
por eso que tanto miedo da, incluso pronunciar y que no solo sesgó la vida de
nuestra Ciudad Lineal, sino la de los habitantes de todo el Mundo, las guerras.
Aquella tarde soleada se reunieron en el “hotel de la Compañía”
todos los miembros del consejo de la CMU, entre ellos el Arzobispo de
Madrid-Alcalá, José María Justo de Cos; el Gobernador Civil, Duque de Tamames; los alcaldes de Canillejas y Canillas, y por
supuesto el artífice de todo ello, don Arturo Soria y Mata que contaba por
aquel entonces con 49 años de edad.
En un solemne acto se colocó la piedra de granito con inscripción
en el alfeizar de una de las ventanas del edificio, y bajo esta una caja de
plomo en la que se incluyeron entre otras cosas una copia del acta de inauguración. Poco después se dio un pequeño convite en la
finca que el general Topete poseía en la Concepción.
Aquella piedra bautizada con todos los honores como la
primera piedra de la Ciudad Lineal se mantuvo en aquel alfeizar durante años,
tantos que el edificio que originalmente había sido construido para albergar
las oficinas de la CMU, pasó con los años a ser un anexo de esta, situada a
unos metros. Reformas tras reformas, en un momento fue olvidada.
Después, ya en 1954 cuando aquellos edificios tenían ya un
aspecto triste, don Rafael Munguira adquirió un solar junto aquel pequeño
primer edificio de la Ciudad Lineal que por aquel entonces ya se había
convertido en la academia Cervantes, un pequeño centro escolar, y fue al
derribar unos viejos almacenes allí existentes para construirse una casa cuando
apareció la piedra, que este tuvo en el jardín de su casa durante más de
cuarenta años.
En 1996 el chalet del Sr. Munguira y el primer edificio de
la Ciudad Lineal fueron nuevamente anexionados, y en este momento cuando la
piedra es donada por él al ayuntamiento de Madrid, para que todos las pudiéramos
disfrutar.
Quizás hoy hace 125 años, y ya a estas horas, bien entrada la
noche, don Arturo Soria estaría planteándose que su proyecto por fin iba a ver
la luz. Enhorabuena por ello.
Para conocer con detalle la historia del inmueble visite: Historias Matritenses. El primer edificio de la Ciudad Lineal.
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