Hace ya unos meses, nuestra querida amiga Rosa María González
del Valle me comentó que porque no escribía acerca del asesino de la Ciudad
Lineal. Ella lo definió así, e incluso Ernesto Fernández desde Alemania que vivió
gran parte de su juventud en la barriada también nos comentó algo acerca del
tema, aunque creo que no se referían al mismo personaje. Ella no me dio más pistas que el hecho ocurrió
a finales de los años 50 y que el asesino se le conocía en la barriada como
Jarabo, con esto me bastó. Yo ya había oído hablar del tal Jarabo, e incluso
recordaba haber visto alguna película al respecto, revolví y encontré pero la
única pega es que el tal Jarabo no cometió el crimen en la Ciudad Lineal, tan solo era vecino de esta. Pero aunque no
nos atañe directamente conozcamos en
profundidad todos los datos que nos ha dejado la historia.
José María Manuel Pablo de la Cruz Jarabo y Pérez Moris nació
el abril de 1923 en la calle de Sagasta y allí pasó parte de su infancia hasta
que su padre de profesión abogado José María Jarabo Guinea y su madre María
Teresa Pérez Moris, se trasladaron a principios del año 1928 a la Ciudad
Lineal. Estos adquirieron a doña Josefa García una finca en la manzana 86 de
tres lotes, entre las calles del Marques de Urquijo y la del de Torrelaguna,
junto al colegio de María Teresa, concretamente en el número 305 de la Calle de
Arturo Soria. (Correspondiente a la antigua numeración).Al parecer la finca que
se cocía con el nombre de “La Rosaleda” había sido segregada de la “Tierra Grande de Canillas”. En ella ya había construido la C.M.U
un precioso hotel tipo, de dos plantas, que se encontraba en el centro de la
finca y que dejaba grandes espacios a su alrededor donde disfrutarían los
niños.
Vista aérea de la zona en donde se ubicaba La Rosaleda del sr. Jarabo.
Vivienda con idéntica
fisonomía a la de la familia Jarabo.
Era una familia numerosa y sus hijos convivían felizmente con
el resto de la chavalería, “Mi hermana
iba con la suya al colegio de María Teresa” nos comentó doña Rosa María. El hijo José María, desde muy joven sorprendió a la familia por su inteligencia superior a la
normal para un niño de su edad, aunque poco después se le diagnosticaran una esquizofrenia
del tipo paranoide. Cuando este tan solo tenía trece años comenzó la Guerra
Civil, y la zona de Arturo Soria se convirtió en un gueto para las familias
pudientes, los refugiados, y los clandestinos grupos políticos. La Rosaleda del
señor Jarabo fue incautada por una célula anarquista que estableció allí una
“checa”, los niños que vivían recluidos en aquel hotelito de los horrores, veían
a través de sus ventanas cometer los más sangrientos y horribles crímenes en el
propio jardín de sus casa. Algo que jamás deberían haber visto los ojos de nadie
los vio aquel pequeño niño. La familia se salvó de acabar asesinada por sus
ideas derechistas, gracias al hijo de la criada que tenía buena amistad con un
miliciano de la CNT, Ramón Rojas Santa Ana.
El niño José María Jarabo en su juventud.
Al finalizar la guerra se trasladaron a Puerto Rico, donde
intentaron rehacer su vida, pero el joven José María no consiguió seguir un
camino recto y enseguida se vio envuelto en problemas con la prostitución, el
juego y el alcohol. Quien lo conoció contaba que era muy mujeriego, y por su
porte, gallardía y la cartera bien repleta se hacía querer. Después de pasar algunos años en la cárcel en
América, volvió a España para intentar encauzar su vida, pero no fue así, se fundió todo el dinero que su madre le había
dado, unos 15.000.000 de pesetas de la época, e incluso llegó hipotecar la vivienda de
Arturo Soria para pagarse sus caros vicios. En el año 1958 su familia le
amenaza con regresar a España para ver que ocurría realmente con sus bienes
materiales, la mayoría en casas de empeño, lo que le suscita tener que
recuperar gran parte de ellos con rapidez.
José María Jarabo
acompañado de dos señoritas en una de sus últimas salidas.
Realmente el problema vino no por parte de un objeto empeñado
perteneciente a su familia, si no de una mujer inglesa, Beryl Martin Jones
con la que mantenía relaciones y que estaba casada. Esta vino a España a pasar
unas vacaciones y reflexionar sobre su matrimonio que no se encontraba en el
mejor momento, cuando conoció a Jarabo. Esta volvió a Gran Bretaña y desde allí
presionó a José María para que recuperara la joya que había empeñado por 4.000
pesetas y que el marido de esta reclamaba. Cuando Jarabo acudió a la tienda
Jusfer de la calle Alcalde Sainz de Baranda donde había empeñado la joya, los
propietarios de esta le pidieron una cifra desorbitada por recuperarla.
La tienda de empeño
Jusfer en la madrileña calle de Sainz de Baranda.
Jarabo, no cedió y
dijo que volvería, quedó con ellos días más tarde pero acudió a la cita, en su
lugar se personó en la vivienda de uno de los propietarios en la calle Lope de
Rueda 57 donde estaba tan solo la chica de servicio. Le esperó un rato en el
salón, y al ver que no llegaba José María comenzó su macabro plan. Se dirigió a
la cocina donde la sirvienta Paulina Ramos de 26 años pelaba unas judías, golpeándola con una plancha en la cabeza, aturdida la remató partiéndole
el corazón con el propio cuchillo que esta usaba para la faena. Muerta la llevó
hasta su cuarto y la tiró en la cama despojándola de sus vestiduras. Espero a
que llegara Emilio Fernández, ambos discutieron y este terminó ordenándole que se marchase de su casa.
Cuando pensó que había salido volvió a entrar haciéndose pasar por su mujer, y fue
hasta el cuarto de baño donde estaba Emilio disparándole un tiro a bocajarro en
la cabeza sin mediar palabras.
Esperó tranquilo a que
llegase la mujer de Emilio, Amparo Alonso que asustada al no ver a la
chica ni a su marido preguntó que había
ocurrido, este la calmó diciendo que había un problema en la tienda y que había
tenido que salir un momento, pero ella no terminó de creérselo. Finalmente y
tras un rato de conversación esta se dirigió a su dormitorio y vio a su marido
tendido en el suelo del baño, ella, temiéndose lo peor caminó aterrorizada
hasta su dormitorio donde se tendió a los pies de en la cama presa de la situación,
es entonces cuando Jarabo la propinó un tiro en la nuca cayendo esta al suelo
redonda. Para colmo ella estaba embarazada. Nadie escuchó los tiros porque había
fiestas y fuegos artificiales cerca de la vivienda, incluso el portero pasó a
recoger la basura y no sospechó nada. Jarabo pasó la noche en la casa junto a
los cadáveres y a la mañana siguiente
los recolocó para que pareciera un crimen pasional. Cuando el conserje abrió el
portal, este salió a la calle maqueado y con ropa limpia perteneciente a su
victima, aunque recogió su caro traje con la que realizó el crimen, y se dirigió
al cine Carretas donde tranquilamente disfrutó de una sesión continua. Después
y sin ninguna prisa regresó a su pensión a la espera del día siguiente, lunes,
para rematar la faena. A primera hora de la mañana y en posesión de las llaves
de la tienda Jusfer, entró en el local y esperó a que llegase el otro socio, Félix
López, al que mató de dos tiros en la nuca sin palabra alguna. Rebuscó y no
encontró la joya. Desde la propia tienda llamó a la mujer de este para decirla
que algo raro acurría, a las pocas horas se descubrió el pastel.
José María Jarabo continuó con su vida normal hasta que fue
sorprendido por la policía cuando al día siguiente fue a recoger el traje a la tintorería con el
que había realizado el triple asesinato. La policía realizó una exhaustiva búsqueda
hasta que dio con el asesino.
Las cuatro victimas de Jarabo.
Suscitó muchísima polémica su detención, arresto y condena.
Pedía la comida al restaurante Lhardy y bebía los más finos coñacs aun estando
arrestado. Tras cuatro días que duró el juicio y durante los cuales Jarabo
estreno traje nuevo, fue condenado a
cuatro penas de muerte, este intentó respaldarse en su tío Presidente del
Tribunal Supremo pero de nada le valió, Franco dio el visto bueno a la
ejecución, fijada para el 4 de julio de 1959. La noche antes de la ejecución la
pasó fumando y bebiendo whisky y se presentó ante el verdugo vestido de gala,
aunque se vino abajo ante la visión del garrote. Fue el último ejecutado en
cumplimiento de sentencias dictadas por la jurisdicción ordinaria.
En el cementerio se produjeron varios incidentes al correr el
rumor de que no había sido ejecutado gracias a sus influencias. El comisario,
al oír que quien iba en el féretro era un gitano que también estaba condenado a
muerte, puso la pistola en la sien al conductor y le obligó a abrir el féretro
para desmentir los rumores.
Así terminó la historia de uno de los vecinos de la Ciudad
Lineal, al que quizás alguno recuerden no solo por su terrible hazaña,
sino por haber jugado con él cuando solo era un niño.
La vivienda familiar pasó a manos de otro propietario y finalmente fue derribada en a finales de
los 80, en su lugar se levantó un edificio de viviendas que ocupa el actual nº
144 de Arturo Soria.
Aspecto actual de la parcela que ocupo "La Rosaleda" del sr. José María Jarabo Guinea.
Fuentes:
-Hemeroteca ABC
-Wikipedia
-www.criminaldescubierto.blogspot.com
-www.escalofrio.com
-www.escritoconsangre1.blogspot.com
Buenos días David Miguel, mi nombre es José Alberto y en estos días haciendo limpieza de papeles en mis cajones he encontrado una documentación que creía perdida sobre José María Jarabo: recordatorio de su primera comunión y la de su hermana, recordatorio de su muerte y el inventario que tubieron que hacer mis tías cuando dejaron la casa de Arturo Soria. Esos documentos llegaron a mi poder ya que cuando la familia de Jarabo se marchó a Puerto Rico en el chalet de Ciudad Lineal se quedaron a vivir mi tía carnal Consuelo Fernández y mis tíos segundos Josefa Ruiz Fernández (ciega desde los 6 años)y su hermano Francisco Ruiz Fernandez. Francisco se había casado con una viuda llamada María Cañal Texidor que murió tempranamente y que es la persona que tenía lazos familiares con la familia Jarabo. Yo nací en el año 1942 en Madrid y pasaba la primavera y el verano junto con mis hermanos en el chalet de Ciudad Lineal que recuerdo como una verdadera delicia y del que poseo muchas fotografías. El casoes que cualdo Jarabo (conocido entre la familia como Cuqui) regresó a España yo coincidí un día con el en el chalet, lo recuerdo perfectamente, llegó con un par de amigos y subío al "tercero" el trastero donde existían infinidad de juguetes inconcebibles para la época, trenes eléctricos, juegos de mesa, un organillo, etc...yo seguí a Cuqui sin que se diera cuenta y ví como apartó un ladrillo de la pared y de un hueco oculto sacó unos libros y una pistola (que no creo fuera de verdad) celebrando con risas y comentarios la operación. Nunca más coincidí con el pero si se que obligó a mis tias (mi tio ya había muerto en 1947) a abandonar la casa para instalarse él. Mis tías así lo hicieron y se fueron a vivir a Reinosa de donde eran originarias no sin antes hacerle firmar un Inventario de lo que existía en el chalet. No volvimos a tener nocias de Cuqui hasta que nos enteramos por la prensa de sus asesinatos, juicio y condenas a muerte. La madre de Cuqui, Mª Teresa vino a Madrid antes de la ejecución y se quedó en casa de mis padres unos días, siempre negó que su hijo fuese un asesino y tras la ejecución encargó el recordatorio de su muerte y volvió a Puerto Rico, nunca volvimos a tener noticias de ellos. Para terminar comentar que la ejecución, por lo visto, fué una chapuza, el ejecutor se presentó borracho, Cuqui era un hombre fuerte con un grueso cuello y según mis informes tardó unos 20 minutos en poder rompérselo. Espero que estos datos te sirvan para completar tu excelente informe que acabo de leer y que me ha servido para enterarme de algunas cosas que desconocía:
ResponderEliminarExcelente José Alberto. Son muchos y muy interesantes datos para completar esta historia.
ResponderEliminarEspero que se ponga en contacto conmigo para completarla aun más.
Un saludo y muchísimas gracias.