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domingo, 2 de septiembre de 2012

LA OTRA CARA DE LA CIUDAD LINEAL


La Ciudad Lineal el mejor sitio para veranear, no era solo eso, alli se vivia y se convivia lo cual ocasionaba en más de una ocasión riñas y broncas entre parientes o vecinos. Aunque siempre veamos el lado amable de nuestra querida Ciudad Lineal, en ella sucedieron más de un crimen, suicidio y accidente. Relataremos uno de cada especie pero hubo más, muchos más que no aparecieron en las publicaciones y seguramente muchos que jamas se supieron ni se sabran.

EL SUICIDIO DE FELIPE TRIGO.

Felipe Trigo nació en Villanueva de la Serena, en el seno de una familia de clase media con dificultades económicas por la temprana muerte del padre, Felipe Trigo cursó el bachillerato en Badajoz y la carrera de medicina en el Hospital de San Carlos de Madrid. Su experiencia como estudiante forastero en la capital la plasmaría en la novela En la Carrera. Tras licenciarse, casado ya con su compañera de facultad, Consuelo Seco de Herrera, ejerció como médico titular en los pueblos pacenses de Trujillanos y Valverde de Mérida, circunstancia biográfica que también novelizaría en El Médico Rural.
Hastiado de la vida rural, entró por oposición en el Cuerpo de Sanidad Militar. Su primer destino fue Sevilla, donde comenzó su actividad periodística que ya había intentado en Madrid. De Sevilla pasó a Trubia, como médico de la fábrica de armas. Años después marchó voluntario a unas Filipinas en plena rebelión. Destinado como médico en Fuerte Victoria, en realidad un destacamento de prisioneros tagalos, estuvo a punto de perder la vida durante una escaramuza. Los sublevados le asestaron no menos de siete machetazos, dejándolo por muerto. Trigo, sin embargo, consiguió huir a campo través, en espantosas condiciones. Con una mano inutilizada, fue repatriado como mutilado de guerra, con el grado de teniente coronel. La prensa le recibió como "el héroe de Fuerte Victoria" y llegó a ser propuesto para la Cruz Laureada de San Fernando. Rechazando la posibilidad de capitalizar políticamente su celebridad, en 1900 se retiró del Ejército y fijó su residencia en Mérida para dedicarse en exclusiva a la literatura. El éxito arrollador de su primera novela, Las ingenuas, en la que relata su dramática peripecia filipina, le convirtió en un auténtico best seller, tanto en España como en América; le permitió llevar una vida de lujo, a caballo entre su Extremadura natal y su chalé de la Ciudad Lineal madrileña, y le dio acceso a los círculos sociales más selectos, ganándose fama de gran señor, dandi y donjuán. En menos de quince años, publicó diecisiete novelas, varias novelas cortas (en las célebres y popularísimas colecciones El Cuento Semanal, primero, y La Novela Corta, ya al final de su vida) y varios relatos, todos ellos con gran acogida del público. (Fuente: Wikipedia)




Efectivamente, el chalé de sus sueños, Villa Luisiana, se construyó en un terreno de seis lotes en forma de L con fachadas a la calle de Arturo Soria 485 (antiguo) c/v a la de Sanchez Diaz. A principios de los años diez, el ya famoso novelista Felipe Trigo compró a la C.M.U. unos terrenos pertenecientes a la manzana 98, tres lotes correspondientes a los números 9 A, B y C que habían sido segregados a una finca de seis lotes propiedad de don Fernando de Aranda, con posterioridad se le añadirian otros tres lotes números 6, 7 y 8 letra D pertenecientes a Francisco Fuentes, conformando la totalidad de la finca Villa Luisina.
 


  Marcado en color rojo los tres primeros lotes que fueron adquiridos, en color azul los restantes.

Don Felipe mandó construir una casa en medio de aquel solar, en la parte central en lo que en su día fue la medianería entre las dos fincas, evitando de esta forma eliminar el mayor número de arboles ya existentes y creando a su vez un magnífico jardín con un paseo de álamos y acacias dejando los lotes de la parte posterior para tierras de cultivo y esparcimiento. La casa que mandó ejecutar el escritor era muy lujosa, tenía dos plantas y su entrada estaba precedida por una escalinata con una gran terraza a la que daba sombra, un tejado de cristal y hierro prensado y desde donde se accedía al interior de la vivienda. Contaba con 17 estancias, cuarto de baños, garaje, lavaderos y demás edificios anexos de servicio, una maravillosa vivienda muy cercana a la C.M.U y la iglesia.



      
Dos imágenes aéreas de la zona, una de ellas del conjunto y otra del inmueble.

Realmente a Felipe Trigo le encantaba esta casa que había construido a su gusto y a pesar de contar con otra vivienda de lujo en la calle de Ferraz, pasaba gran parte de su tiempo en Villa Luisiana donde escribió varias de sus últimas novelas.
Sus más allegados lo sabían, Felipe no estaba bien, hacía ya unos años que se le había diagnosticado neurastenia, un agotamiento psicológico al que puso fin el mismo. El sábado 2 de septiembre de 1916 su hija Julia le invitó a pasear, a que la acompañara a Madrid, para presenciar camuflados entre el público la salida de “La Novela Corta” que se publicaba ese mismo día un extracto de su obra “La altísima”.


 Felipe Trigo  y su familia en la parte posterior de Villa Luisana. En la imagen a sus hijas Luisa, Julia y Consuelo, su mujer y su hijo Felix.


Felipe Trigo, su hija Consuelito y el guardián de la casa.

Aunque había dado su palabra no quiso ir, era un sábado como otro cualquiera en la Ciudad lineal, cada uno ocupaba sus quehaceres, a don Felipe le encantaba salir con sus perros y pasear por el jardín, su hija Luisa tocaba el piano, su hijo Félix andaba por el jardín y su esposa ocupada en los menesteres del hogar. A las 10:30 como si se quisiera despedir don Felipe entró en la casa, traspasó el amplio vestíbulo y fue una por una entrando en todas las estancias, cuando llegó al cuarto de su hijo Felipe se apoderó de un revolver que este guardaba en la mesita de noche y bajo al comedor cruzándolo para llegar hasta su despacho. Sobre la misma mesa en la que habían nacido maravillosas obras escribió: 

“Perdonarme todos, yo estoy seguro de que nada os serviría más para prolongar algunos meses vuestra angustia viéndome morir. Pensar que en esta catástrofe fue motivo el ansia loca de crearos alguna posición más firme. ¡Perdonarme, perdonarme, Consuelo mártir mía, hijos de mi alma! Si mi vida fue una equivocación fue generosa. Con la única preocupación vuestra por encima de todos mis errores. Que sirva esta de mi voluntad de testador para declararos herederos míos de todos mis derechos.”
Perdón. Felipe Trigo


Terminada la carta, se puso de pie junto al escritorio, colocó el arma junto a su cabeza y se pegó un tiro en la sien derecha que salió por la región occipital.  Al oír el disparo todos corrieron al despacho, hubo que derribar la puerta que había sido atrancada por dentro, don Felipe estaba tirado en el suelo junto a un gran charco de sangre, pero no estaba muerto.


 La ventana del despacho donde se suicidó Felipe Trigo.
  
Su hija Luisa, doctora atendió al herido intentando controlar la terrible hemorragia, le tumbaron en un diván que había en la sala y poco despues se personaron el personal de casa de socorro, el Dr. Treceño y el médico de pueblo de Canillejas el sr. Placer los cuales manifestaron que la herida era gravísima. Poco después se personó en el hotel el juzgado militar que no pudo más que certificar su muerte dos horas después del suceso. El escritor fue enterrado en el cementerio de Canillejas, y su familia siguió viviendo muchos años más en Villa Luisiana. Concretamente dieciséis años después se realiza una entrevista a sus familiares quien añoran y veneran la figura del genial escritor, incluso conservan el despacho intacto, con sus obras, y sus papeles tal y como él los dejó.


La familia de Felipe Trigo años después de su muerte en la escalinata de entrada a Villa Luisiana.
      
  
Un aspecto de Villa Luisiana y su hija y nieto en el cementerio de Canillejas.

Años después, muy posiblemente tras la muerte de su viuda, la finca se vendió a la congregación de las Hermanas Trinitarias que establecieron en la casa la residencia Santísima Trinidad,  que poco a poco fue creciendo, ampliando sus estancias con la vivienda vecina, la Venta de Berri. 


La antigua Venta de Berri en su aspecto original en los años 20.
   
En Villa Luisiana ya convertida en residencia se celebraron desde 1960 algunas misas por el alma del ilustre escritor que perdió su vida allí mismo. Años más tarde las dos viviendas fueron derribadas, uniendo las parcelas y construyendo un nuevo complejo denominado residencia universitaria Santísima Trinidad.
En la actualidad mantiene el mismo uso y ocupa el número 28 de la calle de Arturo Soria, en su puerta nada nos recuerda que allí vivió y murió el magnífico escritor, don Felipe Trigo.


Me ha sido imposible encontrar la sepultura del escritor en el pequeño cementerio de Canillejas, y en las oficinas no encuentran dato ninguno acerca de él. Quizás se trasladaran sus restos a su pueblo natal Villanueva de la Serena.
Hoy nuevamente me he dado cuenta que los fantasmas de la Ciudad Lineal ya están aquí!!! Porque sin comerlo ni beberlo hoy da la casualidad de hace 96 años que nuestro protagonista se suicidó.

8 comentarios:

  1. Su hija la doctora Luisa Trigo fue mi médico de niño y fue amiga de mi padre. Con él la visité a menudo en su casa de la calle Cobarrubias.

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  2. Maravilloso, supongo que entonces conocerias tambien la casa de la Ciudad Lineal? Muchisimas gracias por tu recuerdo, a proposito de ello visite el siguiente enlace:

    http://historias-matritenses.blogspot.com.es/2012/10/institucion-franco-espanola-del.html

    En el hablan tambien de los hijos de Felipe Trigo y de Imperio Argentina.

    Un saludo y mil gracias.

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  3. La casa de Ciudad Lineal no la conocí. Pero si recuerdo las interminables charlas de la doctora Trigo con mi padre; yo tendría unos 15 años y las recuerdo con gran cariño.
    Por otro lado so se que descendientes quedan de Trigo y si alguien guarda sus cosas.
    Estupendo tu blog
    saludos,
    juan carlos morales

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  4. me llamo Elena Azuola soy la bisnieta de Felipe trigo.. Estoy en barcelona para averiguar detailles de mi familia. Soy de ee.uu..escribame tu quierres conocer más

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    1. Hola Elena, encantado de que contactaras conmigo.

      Por supuesto que me encantaría escuchar esas historias, que seguramente de boca en boca llegaron hasta ti.

      Déjame tu dirección de correo o escribeme a laciudadlineal@yahoo.es

      Un saludo y mil gracias.

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    2. Elena mi correo es doctormostacilla@hotmail.com, conocí en madrid a sus hijas Luisa y Consuelo.

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  5. Su cuerpo es enterrado primeramente en el cementerio campestre de Canillejas, donde se pierde su rastro durante muchos años. Cansado de su búsqueda, sin un dato que me ilumine para mi anterior trabajo titulado Escritores extremeños en los cementerios de España, pensando que su cuerpo había sido enterrado en lugar no sagrado del camposanto de Canillejas, hoy engullido por la especulación urbanística, consigo descubrir que sus familia le había trasladado el 12 de mayo de 1947 al Cementerio municipal de La Almudena, donde reposan sus restos, junto con los de algunos familiares, en un hermoso panteón de granito.

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  6. Eres estupendo David. Mil gracias por tus historias de la Ciudad Lineal.
    Está me ha encantado
    Gracias, otra vez.
    Blanca.

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